Vendada pero aún sabe chupar las pollas y tocarlas

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Esta mujer vendada despierta otros instintos como su olfato, su sensibilidad y por supuesto su habilidad para oler y saber dónde está una polla fresca, dura y enorme. Con su boca llega precisamente donde se encuentra la polla. Sin quitarse la venda comienza a chupar la folla mientras la sujeta con una mano para no perderla. Le encanta tanto la verga que puede identificar su forma y como esta se comporta delante de su boca. Tiene un apetito insaciable por el semen de verga lo que la vuelve débil ante su olor y textura. No le interesa estar vendada, siempre y cuando terminen en su lengua para saborearlo.